En el anterior post os comentábamos lo felices que estamos con todo lo que está surgiendo, conciertos, fiestas, eventos, inauguraciones, catas, aniversarios,…
Bien, justo antes de ayer rematamos de recoger lo que quedaba de nuestro stand en el VigoBodas 2019, de BestEvents.

Confieso que quedamos más que encantados. No sólo por la atención, sino también por los participantes del evento.
Disfrutamos como goza un niño abriendo un caramelo ya el primer día del montaje.
No queríamos un espacio de gala, queríamos nuestra esencia de síndrome acumulativo que muchos (me incluyo sin vergüenza alguna) tenemos, en el que los objetos nos ayudan a reavivar recuerdos, a activar las sensaciones, a viajar en el tiempo y es con eso con lo que queríamos acceder al público que no nos conoce, como carta de presentación, porque realmente nos interesa plasmarnos tal cual somos: una recopilación de restos de recuerdos enfundados, fotos antiguas, imágenes pasajeras cargadas de historias, lamentos y sonrisas, crípticos vestigios de las huellas que sellan nuestros pasos, donde la sencillez de unas gafas, una nuez o un mechón hacen que recobremos con claridad acontecimientos que creíamos olvidados.

Así pues, nuestro rincón cobró vida, entre un local clandestino de mala muerte junto con una película de Emir Kusturica, una fusión pseudodecadente pero, a la par tan familiar, que resultaba hogareño a la par que entrañable.
La verdad es que nos sobrecogió muy gratamente la acogida y la reacción de muchos, lo que provocó más seguridad en nosotros.
Así pues, el año que viene, como dicen por ahí, más y mejor!